domingo, 17 de febrero de 2013

Esquina LLaguno




Antes de que don Felipe Llaguno construyera allí su casa hacia 1785, la esquina se llamó de “Gaspar de Silva”, por haber vivido allí este caballero, hijo del célebre Capitán Don Garci Gonzalez de Silva, desde los primeros años de fundada la ciudad.
Apunta don Carlos Manuel Möller en una de sus páginas coloniales:
La esquina de Llaguno debe su nombre a un personaje importante de su época, allá por la lejana mitad del siglo XVIII: Don Felipe de Llaguno y Larrea, natural de Trucios, encartaciones  de Vizcaya, quién eligió el sitio para fijar allí su residencia.
Probablemente, vino don Llaguno en la legión de vascongados que la famosa compañía Guipuzcoana trajo a Venezuela cuando se estableció en la Provincia, dedicandose a las labores agricolas.
Al elegir el sitio de su morada, con instinto de comerciante, no pago  lo que en otros lugares del montaje caraqueño le ofrecían. Era un lugar relativamente centrico para lo que buscaba su tranquilidad y la de su familia.
Don Felipe era aristócrata, pero no tenía titulos de conde o marqués. La estirpe de los Llaguno desempeñarón cargos relevantes y figurarón entres las más distinguidas familias de Vizcaya.
Casado con Doña Bernarda de Garay y Orbegozo, de cuya unión nacierón en su residencia, siete hijos: dos varones y cinco hembras. Su vida transcurría dedicado a la administracion de sus bienes, a negocios de cacao y añil, macero tanta fortuna que su casa  se convirtió en una especie de banco, donde los negocios eran el día a día. Devoto y miembro de la orden de San Francisco. Obligaba a sus esclavos a rezar después de las duras jornadas agrícolas o de faena a su servicio, en la mansión, a la puerta del oratorio familiar; donde el mismo dirigía las oraciones. Como dato curioso, la casa de Llaguno tenía para aquellos tiempos “caja de agua”  es decir, gozaba del beneficio  del agua propia.
A la muerte de don Llaguno, sucedida  el 31 de octubre de 1788,  a los  47 años de edad, pasó la hermosa casona junto con otras ochenta y cuatro que poseía, amén de catorce solares, a la viuda que estaba embarazada y sus hijos, quienes vivierón allí algunos años. Por el descanso de su alma, su esposa, mandó a celebrar 658 misas de ocho reales plata, cada una. Suma que engrosó la fortuna del reverendo.

Luego la casa fue alquilada; allí vivió el primer Encargado de Negocios de los Estados Unidos, Mr. John Williamson, su deceso ocurrió en esta morada, en 1840. Se estableció la delegación de Francia en el año de 1.859, cuando el Presidente José Tadeo Monagas se asiló en ella, después de enviar su renuncia al Congreso. Posteriormente la ocupó la Legión Británica, luego una compañía petrolera y, por último, la Imprenta Nacional, hasta 1942, cuando fue convertida en Museo de Arte Colonial, inagurado el 16 de diciembre de ese año, con motivo del Centenario del traslado de los restos del Libertador a su ciudad natal, en cumplimiento de su voluntad. En su restauración colaboraron, Carlos Manuel Möller, Vicente Lecuna, Carlos Raúl Villanueva, entre otras personalidades.
A su lado se hallaba otra hermosa casona de la época, propiedad de don Juan de la Vega y Bertodano, donde funcionó el colegio de Niñas fundado por Juan Nepomuceno Chavez, en 1841. Ambas casonas fuerón demolidas en 1953, para dar pasó a la avenida Urdaneta, borrándolas histórica y geográficamente. Los objetos decorativos y muebles que se admiraban  en el Museo Colonial fueron trasladados  a la hacienda del Marqués del Toro; hoy en día conocida como el Museo de Arte Colonial; lugar que atesora buena parte de la historia caraqueña y punto de referencia para quien desea conocer como se vivía en la época colonial; una excelente alternativa para disfrutar en familia, un fin de semana diferente.
Finalmente, la esquina ha desaparecido. Hoy es un tramo de la avenida Urdaneta. Sin embargo, entre tanto asfalto y concreto, persiste en la memoria de los caraqueños el nombre del comerciante de cacao y añil.

 Sala del antiguo Museo de Arte Colonial cuando éste ocupaba la casa de don Felipe Llaguno.
 El patio de la casa de Don Juan de Vegas y Bertodano, luego colegio Chavez. Corazón y pulmón de la casa; fuente de luz y de aire.
Casa de Don Felipe LLaguno  construida a fines del siglo XVIII. Desde 1942 fue sede del Museo de Arte Colonial. Demolida en 1953 para dar paso a la avenida Urdaneta.