domingo, 1 de noviembre de 2015

Esquina de La Pelota


       Profusas civilizaciones han practicado distintos  juegos de la pelota, así lo  reseña la historia universal. Para ello, el humano siempre a buscado crear una bola redondeada, hecha de distintos materiales, elementos vegetales, todo tipo de hilos y trapos, cuero, látex, incluso un coco escogido magistralmente por un joven como pelota podía resultar válida. La idea es competir individualmente, desarrollándose el juego en praderas convenientemente delimitadas; que permitía la distracción y el desafío personal.

       Los helenos, dicen los historiadores, dentro de la variedad de juegos que practicaban "se recreaban intensamente jugando a la pelota". Un importante grupo de escritores griegos ha emitido su opinión sobre el origen del juego de la pelota. Agalis, hombre de letras de la antigua isla Corcira, atribuye su invención a la princesa Nausicaa, que acogió amorosamente en sus brazos al batallador Ulises.

       Homero, en los cantos VI y VII, de su Odisea inmortaliza y refleja que las doncellas se divertían con el juego de la pelota. "Cuando ya las doncellas y Nausicaa hubieron su apetito satisfecho, se quitaron los velos y jugaron juntas a la pelota...". En grabado, descubierto en 1926 en las murallas de Atenas, situado en el tiempo de 600 años antes de Cristo, muestra una escena del juego de la pelota celeste o "ucraniana".

       Estas citas eternizan el juego de la pelota. Pero casi todos los autores han incurrido en la tentación de comunicar en la génesis de los deportes y atribuir a los griegos la paternidad de la pelota. Alejandro “El Grande” tuvo en Aristonicos de Cariste su instructor de pelota en el Pórtico del Partenón.

       Citas literarias referencian a los juegos de pelota entre griegos y romanos. Las escasas investigaciones, con el fin de esclarecer la era de la pelota, aceptan que la romanización, allí donde se produjo, implantó el juego de la pelota en Europa. En el viejo continente se asientan los juegos de pelota en: Francia, Países Bajos, Inglaterra y la Península Ibérica.

       En la Edad Media es evidente que los palaciegos, la nobleza y los reyes tenían sus llamados trinquetes. Es Francia incluso la pionera en el juego de la pelota, respecto a la posible similitud con los tiempos actuales, incluso en tiempo de su Revolución.

       En España son escasas las significaciones respecto del juego de pelota. Cabe expresar las puntualizaciones al respecto de Quevedo, Cervantes, Calderón de la Barca, Zabaleta, entre otros. El cuadro de Goya, de 1779, "el juego de la pelota", recoge fielmente un partido de pala entre un grupo de cortesanos.
Título:El juego de pelota a palaCatálogo: P00784; Autor: Goya y Lucientes, Francisco de; Fecha: 1779; Técnica: Óleo.

       En el siglo XVII el juego de pelota preferentemente era el "juego de largo" con guante o laxoa. Es en el XIX, en su última década, cuando se asienta las modalidades más representativas de la pelota: mano, pala, remonte y cesta-punta, exportando estas modalidades a gran parte del mundo. La cesta-punta será la modalidad que más se universalice. América se convierte en el continente acogedor del juego de pelota que los vascos llevan dentro de su cultura.

       Poco antes de la entrada en funcionamiento de la Compañía Guipuzcoana en el lugar donde se ubica La esquina de la Pelota, por las inmediaciones de  la actualmente Avenida Urdaneta, Caraca. Se comenzó a construir unas muralla con el fin de proteger a Caracas de las incursiones de Piratas que azotaban las costas Venezolanas. La obra quedó inconclusa por falta de dinero de las instituciones, que solicitaban a la corona, y no se les concedía el patrimonio suficiente para concluir las estructuras militares de defensa. Sin embargo las pocas paredes levantas para el año 1680 y hasta 1753, en ese lugar sirvió para jugar a la Pelota.

       Pero no era cualquier juego de Pelota, se trataba de la Pelota vasca, un deporte tradicional del norte de España, el cual posee sus raíces en el país Vasco,  Navarra y en La Rioja. 

       Este juego tradicional llegó a Caracas de mano de los propios Vascos, entre los que se encontraban familiares del futuro Libertador de  la América Meridional, Simón Bolívar.

En 1927 el Gobierno de Venezuela costeó la construcción de un monumento en honor a Simón Bolívar en la plaza del pueblo de sus antepasados. Ese fue el primer monumento erigido en honor al Libertador en España. En 1950, el gobierno venezolano, como deferencia a la localidad originaria de la familia del Libertador, subvencionó la construcción de las escuelas de La Puebla de Bolívar y el frontón y donó al pueblo un busto de Simón Bolívar, que todavía se conserva.

       Este juego requería de hombres altamente competitivos ya que presenta altos índices de dificultad, al hacer golpear la pelota con todas sus fuerzas, con el propósito que esta se aleje los más posible de esta y se dificulte que el competidor o pareja competidora logre alcanzar con la bola a esta; la pelota no debe rebotar mas de una vez en el suelo, ni debe sobrepasar o caer en los limites laterales o de lo contrario será un punto para la pareja y/o competidor contrario. Así transcurría el tiempo y  el pueblo disfrutaba de la partida convirtiéndose en un verdadero espectáculo deportivo para esa época.


       Los vascos, trajeron sus costumbres y al encontrarse con esa estructura amurallada, eligieron ese lugar para practicar su tradicional juego de pelota, luego de hacerle las adaptaciones necesarias. Esa fue la primera instalación deportiva que conoció la ciudad de la eterna primavera. Desde entonces los lugareños  la bautizaron como “la esquina de la Pelota”, en honor al juego lleno de tradición y cultura Vasca que resuena hasta nuestros días.



Bibliografía:
www.fipv.net/es/el-juego/historia
http://www.fipv.net/es

Valery S., Rafael. "La Nomenclatura Caraqueña". Ernesto Armitano Editores. 1978.

domingo, 5 de abril de 2015

Esquina del Padre Sierra y su vinculación con el Generalísimo Francisco de Miranda


La esquina del Padre Sierra, una de las pocas aristas que mantiene su nombre desde la época de la colonia. Ya que allí tenía su casa el bachiller Joseph de Sierra en 1766, quien era el capellán de las Monjas Concepción.

Refieren las crónicas que el mencionado capellán ejerció labores humanitarias;  de allí la permanencia en el tiempo en las mentes de los feligreses  que le daría nombre a esta esquina hasta nuestros días.

Pero es muy lamentable saber;  que precisamente en  esta esquina;  viviría su infancia y juventud  antes de partir  para España;  allá por los años 1771;  el Generalísimo: Sebastián  Francisco de  Miranda Rodríguez, hijo de esta sultana del Ávila… precursor de la independencia americana.

La tradición nos  remonta  al año 1759, justo en esa casa vivía don Fernando Mejías. Hasta que en 1762 la adquirió don Sebastián de Miranda, fijando su residencia en ese lugar y acondiciono  espacios  para establecer allí su tienda de amasijo y mercería.

De allí partió Francisco a los 21 años; hacia otros horizontes, luego de pasar por la desagradable experiencia de que el orgullo y los intereses políticos de los mantuanos vetaran a su padre cuando quiso ser capitán de las Milicias de Blancos de Caracas, porque ser comerciante,  e  isleño (nativo de Las Islas Canarias). Era motivo  de conflictos sociales  que promovieron  la causa  Independentista  venezolana, en el cual Francisco de Miranda tuvo mucho que ver, y dentro de las contradicciones de la realidad, los hijos que  rechazaron a don Sebastián de Miranda fueron los encargados de aclamar  al hombre de pensamiento universal.

Su casa de habitación en  Inglaterra   fue visitada en 1810 por  el joven Simón Bolívar, Andrés Bello y Luis López Méndez.  Aquella conjunción increíble  marcó la hora cumbre del nacimiento de Venezuela.

Pero volviendo a su  residencia en Caracas,  a finales del siglo XVIII; la casa fue vendida por su padre;  probablemente de allí el por qué  no! se perpetuo en el tiempo, esta casona.


Cortesia: CARACAS EN RETROSPECTIVA 


Fue utilizada como  posada y como almacén de comercio al por mayor de café y cacao.  Hasta que lamentablemente fue demolida borrando  geográficamente  e históricamente el vínculo de la casa que  acogería  a la familia del  generalísimo Francisco de Miranda.

Para levantar un edificio que se llamaría Padre Sierra.

En esta esquina del Padre Sierra; funciono en la época del presidente Guzmán Blanco la imprenta  de “El Venezolano”. 

Y el convento de las Monjas Concepción demolido para levantar el palacio Federal por los años de 1872; actualmente Asamblea Nacional.

La calle que atraviesa el Capitolio se llamó anteriormente calle del Comercio, pero el pueblo había bautizado la esquina con el nombre de padre Sierra en honor al capellán que vivió en ese sitio en los lejanos tiempos de la colonia.  A pesar de que allí   también vivió su adolescencia  y juventud  el  Generalísimo Francisco de Miranda. ¡Cosas de la vida!...No obstante su apellido figura en el arco del triunfo de la heroica ciudad de Paris – Francia. Y en  Londres se mantiene su lugar de habitación como sitio ineludible para el venezolano que visite esos lares.




Aquí  en su ciudad natal no existe, en esta esquina;  un monumento que recuerde la memoria de nuestro héroe confinando al olvido al caraqueño universal. 

Prevaleciendo  la devoción ferviente típica de la época colonial.