Homenaje al hijo ilustre del corazón del
Táchira, Dr. Ramón J. Velásquez, nacido
en San Juan de Colón, un 28
de noviembre de 1916, bajo el régimen de otro andino, Juan Vicente Gómez,
pero con la diferencia de que el Dr. Velásquez, se preparó
con una pluma y su comprensión para romper con la tradición marcial de los
andinos.
Con una intervención de cincuenta y seis
minutos y cuarenta y nueve segundos, el Dr. Velásquez, concedió entrevista a
esta tachirense, paisana y colega periodista de Colón, conversamos de manera
muy amena sobre sus orígenes como
reportero en 1941, para el diario Ultimas Noticias, recordando con efusividad
la fundación de la Federación Venezolana de
Estudiantes (FVE), hecho que lo llevaría al mundo de la política por
muchos años. Su graduación como abogado, en 1942, y el ejercicio del
periodismo, arraigado en sus venas para siempre, en los
diarios Ultimas Noticias, La Esfera y La Provincia. Colaborando para
el diario El Nacional, del Táchira.
Con nostalgia recuerda la
entrevista que en 1945, le realizó al embajador y candidato a la
presidencia, Dr. Diógenes Escalante, su astucia y
sagacidad, lo llevan a redactar un trabajo impecable, a pesar de que la
dinámica con el entrevistado no tuvo la fluidez que Velásquez
esperaba. El artículo fue publicado, Escalante lo llama y le pide
que sea su secretario privado. Cargo que duró muy poco, así lo expresó
el Dr. Velásquez: “Recibí una llamada de Miraflores, que el presidente General
Medina, quería hablar con Escalante; cuando yo se lo comunique al Doctor, él se
asustó, agarro sus cosas y se fue. Cuando llegaron los edecanes a
buscarnos, yo tuve que ir solo a Miraflores y explicarle al General Presidente
que el Doctor Escalante se había ido, a lo que el presidente me respondió: ¡Ese
Señor, está loco! Era mi candidato”.
Luego de este acontecimiento el Dr.
Velásquez continuó narrando el golpe de 1945, contra Medina, liderados
por Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y Rómulo
Betancourt, asumiendo la presidencia de la Republica, Rómulo Gallegos.
Velásquez, se aleja un poco de la fuente
política y se concentra en su labor periodística, esta vez en el diario El
Nacional, bajo la dirección de Miguel Otero
Silva. Cuenta sobre su breve paso como prisionero y los
tormentosos momentos de inestabilidad política de aquellos tiempos.
Recordó su paso por Miraflores, cuando
ejerció el Despacho de la Secretaria, bajo el gobierno de Rómulo Betancourt
donde tuvo acceso a invaluables documentos históricos, emprendiendo
una labor portentosa, la creación del Archivo Histórico de Miraflores y la
posterior edición del boletín del Archivo. Así como sus trabajos junto a Manuel
Pérez y Pedro Grasses sobre el Pensamiento Político Venezolano del siglo
XIX.
Es importante destacar que con motivo del
Cuatricentenario de la ciudad de San Cristóbal, el 31 de marzo de 1961,
el Doctor Velásquez, funda la Biblioteca de Temas y Autores Tachirenses,
biblioteca que hoy sobrepasa el centenar de volúmenes. Para 1972,
edita dos obras que le acreditarían reconocimiento: La caída del
liberalismo amarillo: tiempo y drama de Antonio Paredes, trabajo que
le otorgaría el Premio Municipal de prosa en 1973 y Confidencias
imaginarias de Juan Vicente Gómez.
Para 1983, con motivo del
Bicentenario del Natalicio del Libertador, inicia el trabajo de recopilación y
edición del siglo XX venezolano. Este trabajo de investigación
arrojó como resultado 130 volúmenes publicados hasta 1992. Dos siglos de
historia significaron para el erudito
tachirense constancia, dedicación y pasión, como el mismo diría:
“Los años de silencio están allí hablando”.
El reconocimiento público, como político e
intelectual lo llevan, a la Presidencia de la República de manera
transitoria, hasta el 2 de febrero de 1994.
Hoy, día de San Juan, fecha central del
patrono de la ciudad de San Juan de Colón, tierra que lo vio nacer, se despide
el ilustre hijo a sus 97 años de edad que resuenen los tambores, que canten los
ángeles negros, que canten los ángeles blancos, que las palmeras se muevan al compas de la
melodía, y que brille eternamente el alma del historiador, del periodista, que
Luis Hernández, toque magistralmente su
piano, en silencio para que la diosa Clío, lo recibe en su regazo, rindo
tributo al tachirense que sin dejar a un
lado su actuación política, logro inmortalizarse a través del rescate de la
memoria histórica de la Venezuela de los Siglos
XIX y XX.