martes, 24 de junio de 2014

El Alma del historiador: Ramón J. Velásquez


Homenaje al hijo ilustre del corazón del Táchira,  Dr. Ramón J. Velásquez, nacido en  San Juan de Colón, un  28 de noviembre de 1916, bajo el régimen de otro andino, Juan Vicente Gómez, pero  con la diferencia de que el Dr. Velásquez,  se preparó con una pluma y su comprensión para romper con la tradición marcial de los andinos.

Con una intervención de cincuenta y seis minutos y cuarenta y nueve segundos, el Dr. Velásquez, concedió entrevista a esta tachirense, paisana y colega periodista de Colón, conversamos de manera muy amena sobre sus  orígenes como reportero en 1941, para el diario Ultimas Noticias, recordando con efusividad la fundación  de la  Federación Venezolana  de Estudiantes (FVE),  hecho que lo llevaría al mundo de la política por muchos años. Su graduación como abogado, en 1942,  y el ejercicio del periodismo, arraigado en sus venas para siempre, en los diarios  Ultimas Noticias, La Esfera y La Provincia. Colaborando para el diario El Nacional, del Táchira.

Con nostalgia recuerda  la entrevista que  en 1945, le realizó al embajador y candidato a la presidencia,  Dr. Diógenes Escalante, su  astucia y sagacidad, lo llevan a redactar un trabajo impecable, a pesar de que la dinámica con el entrevistado no tuvo la fluidez que Velásquez esperaba.  El artículo fue publicado, Escalante lo llama y le pide que sea su secretario privado. Cargo que duró muy poco,  así lo expresó el Dr. Velásquez: “Recibí una llamada de Miraflores, que el presidente General Medina, quería hablar con Escalante; cuando yo se lo comunique al Doctor, él se asustó, agarro sus cosas y se fue. Cuando llegaron los edecanes a buscarnos, yo tuve que ir solo a Miraflores y explicarle al General Presidente que el Doctor Escalante se había ido, a lo que el presidente me respondió: ¡Ese Señor, está loco! Era mi candidato”.

Luego de este acontecimiento el Dr. Velásquez continuó narrando  el golpe de 1945, contra Medina, liderados por  Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y Rómulo Betancourt, asumiendo la presidencia de la Republica, Rómulo Gallegos.

Velásquez, se aleja un poco de la fuente política y se concentra en su labor periodística, esta vez en el diario El Nacional, bajo la dirección de Miguel Otero Silva.  Cuenta  sobre su breve paso como prisionero y los tormentosos momentos  de inestabilidad política de aquellos tiempos.

Recordó su paso por Miraflores, cuando ejerció el Despacho de la Secretaria, bajo el gobierno de Rómulo Betancourt donde tuvo acceso a invaluables documentos históricos,  emprendiendo una labor portentosa, la creación del Archivo Histórico de Miraflores y la posterior edición del boletín del Archivo. Así como sus trabajos junto a Manuel Pérez y Pedro Grasses  sobre el Pensamiento Político Venezolano del siglo XIX.

Es importante destacar que con motivo del Cuatricentenario de la ciudad de San Cristóbal, el 31 de marzo de 1961, el  Doctor Velásquez, funda la Biblioteca de Temas y Autores Tachirenses, biblioteca que hoy sobrepasa el centenar de volúmenes.  Para 1972, edita dos obras que le acreditarían reconocimiento: La caída del liberalismo amarillo: tiempo y drama de Antonio Paredes, trabajo que le otorgaría  el Premio Municipal de prosa en 1973 y Confidencias imaginarias de Juan Vicente Gómez.

Para 1983,  con motivo del Bicentenario del Natalicio del Libertador, inicia el trabajo de recopilación y edición del siglo XX venezolano.  Este trabajo de investigación arrojó como resultado 130 volúmenes publicados hasta 1992. Dos siglos de historia  significaron para el erudito tachirense  constancia, dedicación y pasión, como el mismo diría: “Los años de silencio están allí hablando”.

El reconocimiento público, como político e intelectual  lo llevan, a la Presidencia de la República de manera transitoria, hasta el 2 de febrero de 1994.

Hoy, día de San Juan, fecha central del patrono de la ciudad de San Juan de Colón, tierra que lo vio nacer, se despide el ilustre hijo a sus 97 años de edad que resuenen los tambores, que canten los ángeles negros, que canten los ángeles blancos,  que las palmeras se muevan al compas de la melodía, y que brille eternamente el alma del historiador, del periodista, que Luis Hernández,  toque magistralmente su piano, en silencio para que la diosa Clío, lo recibe en su regazo, rindo tributo  al tachirense que sin dejar a un lado su actuación política, logro inmortalizarse a través del rescate de la memoria histórica de la Venezuela de los Siglos XIX  y  XX. 
 
En las instalaciones del IESA - Caracas donde tuvimos la oportunidad de compartir con el Dr. Velásquez. 

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