El Obispado de Caracas en 1698,
decidió que los cementerios se establecieran junto a las iglesias parroquiales.
De este modo, con los templos surgieron las primeras necrópolis; siendo el más
antiguo “San Mauricio”, y los más transcendentales “San Pablo y Catedral”. Los
conventos destinaban un camposanto para los integrantes de sus órdenes
religiosas y a personajes cuyos deudos pagaban la bóveda.
El primer cementerio público de la
ciudad fue el que existió en el extremo oeste de la hoy avenida San Martín,
allí fueron sepultados las victimas del terremoto de 1812. En su obra “Caracas
Física y Espiritual”, el poeta Aquiles Nazoa refiere, “…al pequeñísimo cementerio que
fundaron a principios del siglo XIX, los hermanos de la Cofradía de San Pedro,
y que fue el último sobreviviente de una
larga familia de cementerios desaparecidos, debe su nombre de los Canónigos esa
céntrica esquina de Caracas”.
Los canónigos son miembros del Cabildo
Catedral que velan por los “sagrados cánones” y demás disposiciones
eclesiásticas. Se dividen en doctorales, lectorales, magistrales, confesores y reglares, todos a la orden de la
junta, según regla de San Agustín.
El historiador Arístides Rojas
señala que la “Cofradía de San Pedro”, estaba
conformada por los canónigos de la Catedral, sumándose cuarenta
hermandades religiosas que tenía Caracas para la época de la Independencia, con
el propósito de rendir culto al apóstol
y la construcción de ermitas. De hecho,
la primera capilla de San Pedro, que se erigió se encuentra en uno de los
laterales del altar de la Catedral.
El cementerio de los Canónigos
ocupó el lugar donde la tradición sostiene que, en 1637, se plantaron las primeras rosas traídas a
Caracas. Estuvo en uso hasta 1858, y en él fue enterrada, en 1842, doña María
del Socorro Berrotarán, esposa del cuarto y último Marqués del Toro. Este
camposanto habría sido demolido en 1951.
El sempiterno cronista de Caracas
Enrique Bernardo Núñez narra que a
mediados del siglo XIX, el cólera invadió la costa de Venezuela y causó muchos decesos.
El número de muertes en Caracas pasó de dos mil. Los exangües eran
enterrados en zanja, detrás del
Cementerio del Norte, o de San Simón. El mal estado de los sacramentales caraqueños hizo concebir el proyecto de
construir uno más decoroso.
En el Diario de Avisos, don
Mariano de Briceño refirió el historial de los “Hijos de Dios”, afirmando la premura
con que se recolecto el dinero necesario y se allanaron dificultades para
lograr tal cometido; se dice que fue obra del “espíritu de asociación”. Inicialmente
se pensó en los solares del hospital militar en las adyacencias del conocido cuartel
“San Carlos”, pero los estudios de ingeniería evidenciaron que sus vertientes
se dirigían a la quebrada del Catuche, la cual surtía de agua a la ciudad, y no
era conveniente arriesgar la salud de los moradores. Se eligió entonces la “vistosísima planicie
que orilla la gran quebrada a las faldas del Ávila, y desde donde se goza de
una admirable perspectiva del valle de Caracas”. Los planos trazados por
Olegario Meneses, y las obras estuvieron a cargo del Sr. Mariano Muro.
La primera piedra fue colocada el 2
de noviembre de 1855 -día de los
Difuntos- y junto a ella, un envase de cristal con documentos relativos a la
obra. Al año siguiente se dibuja el
nuevo cementerio “Hijo de Dios” en los planos de la ciudad. Se le clausura en
1876, y es demolido por completo en 1951 para edificar la urbanización “Diego
de Losada”. En las lapidas que cubrían sus nichos podían leerse los nombres de
José Ribas Palacios, hijo de José Félix Ribas y de su esposa María Josefa
Palacios, igualmente Ramón Díaz,
colaborador del historiador Rafael María Baralt, autor de la célebre obra “Resumen
de la Historia de Venezuela”.
Cementerio de los hijos de Dios |
Los cementerios, cuyas blancas tapias y altos
cipreses adornaron por mucho tiempo el ámbito de la ciudad de una poesía triste
y serena, fueron abandonados o demolidos al inaugurarse, por Guzmán Blanco en
1876, el Cementerio General del Sur. Prohibiéndose la inhumación en antiguos sacramentales de la ciudad,
incluyendo dentro de las iglesias y capillas. Esta prohibición no fue acatada
sino hasta 1879 cuando Guzmán Blanco regresó al poder.
te felicito por lo interesante que esta tu blog y gracias por mostrar nuestra caracas
ResponderEliminarMe encanta! !
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