Refieren los historiadores y cronistas que el sitio que hoy conocemos con el nombre de “La Torre” fue señalado en el plano de la ciudad por su fundador Diego de Losada para levantar una iglesia parroquial dedicada al apóstol Santiago. De allí se deriva el nombre de nuestra capital “Santiago de León de los Caracas”; Santiago para recordar la memoria del apóstol; León para representar al imperio español y de Caracas como alusión a los aguerridos aborígenes que habitaban los valles para aquella época.
La esquina debe su nombre a la Torre de dicha Catedral, la cual aparece por los años de 1665 a 1775, “Con 150 pies de altura y 10 campanas muy sonoras”. Fue construida por el maestro de carpintería Juan de Medina. Y ha sido víctima de varios sacudimientos telúricos; uno de ellos ocurrido en 1766 conocido como el terremoto de Santa Úrsula; la derribó casi en su totalidad. Nuevamente sufre los embates del terremoto del 26 de marzo de 1812, jueves santo que devastó a la Capital; inclinando la torre hacia el noroeste y partiendo su primer cuerpo de arriba abajo; volviendo a su centro de gravedad con el sacudimiento del 4 de abril del mismo año.
De manera asombrosa ha resistido las agresiones de la naturaleza… desde su construcción; siendo la edificación con mayor altura en la época colonial, tal vez de allí… su histórico nombre y la costumbre de los transeúntes de santiguarse apresuradamente, cuando pasan por el sitio; como símbolo de respeto al santísimo; viejas tradiciones que aún persisten, hoy en día.
Los cronistas reseñan también que cuando Juan Francisco de León llegó a Caracas con su movimiento precursor independentista, en contra de la Compañía Guipuzcoana, acampo con su gente en la plaza mayor, e hizo que aquella noche del 20 de Abril de 1749, dejasen las armas en la pared de la esquina de la Torre a Gradillas.
De sus puertas salió el presbítero Juan Vicente Echeverría que, después de entregar a Jose María España a las autoridades realistas para que lo mataran; lloró sobre sus cadáveres en celebre oración.
No obstante, para 1810 en ella le fue arrebatado el bastón de mando al gobernador español Vicente Emparan por el patriota Francisco Salías generándose todos los subsiguientes acontecimientos que conllevaron a la declaratoria de la independencia de Venezuela.
Corona la Torre una estatua de bronce que representa la Fe, instalada allí en 1770. Moldeada por Don Juan Pedro López, abuelo de Andrés Bello, quien también la pintó y doró. De igual manera la decoran cuatro relojes: el primero en 1732, traído por el obispo Valverde; reemplazado 1778 por uno que debía marcar la hora del nacimiento del Libertador; el tercer reloj, colocado por monseñor Guevara y Lira; el que luce actualmente fue construido en Londres por J.R. Lozada e instalado en 1888, bajo la presidencia del Dr. Juan Pablo Rojas Paúl; posee un carrillón de once campanas y mecanismos para tocar siete composiciones musicales, entre ellas el “Gloria al Bravo Pueblo”. Anuncia el tiempo cada cuarto de hora, con el sonido del “Big Ben” del parlamento de Londres.
Esta esquina de la Torre con su célebre reloj marca la vida de los caraqueños y de los foráneos que habitan este hermoso valle; sus campanas van dejando mensajes que animan los corazones de los caminantes. Tradición que evoca a la ciudad de la eterna primavera, en sus 444 años de Fundada.
Esquina de LA TORRE, nótese la demolición del Mercado para dar paso a la actual PLAZA BOLÍVAR. Siglo XIX.
Vista de la Esquina de LA TORRE desde la Esquina del CONDE, siglo XIX.
Disfruten del Documental de Corte Histórico:
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