El cementerio del Oratorio de San
Felipe Neri, que ocupó el lugar donde hoy se encuentra el Teatro Nacional, exhibía
unos cipreses, retoño del que figuraba en la tumba de Napoleón, traídos por el
señor Rudolf Dolge a Caracas que admiraron a Humboldt y dieron nombre a la esquina llamada anteriormente de “Juan
Clemente”. Los cipreses, Cypresus sempervirens, tradicionalmente han sido
utilizados como ornato en los necrópolis, desde los tiempos de la antigua Roma.
El sitio donde se encuentra
actualmente el templo de Santa Teresa, existió el Oratorio y el convento de los
monjes neristas rodeado por los particulares ciparisos, esta calle era muy
frecuentada por los músicos Ambrosio Carreño, Juan Manuel, Juan Bautista
Olivares, Marcos Pompa, Juan José Landaeta, entre otros artistas, “maestros y
alumnos todos de la Escuela de Música “San Felipe”. Comentan los cronistas que era corriente observar al padre Sojo en su mula rucia
recorrer “San Antonio de los Altos” donde tenía un fundo de café; retornando
nuevamente para impartir sus armoniosas clases magistrales.
Carmen Clemente Travieso en su obra
“Las Esquinas de Caracas”, nos comenta con respecto al Padre Sojo que a la hora
de su muerte dejó heredera universal de
sus bienes, obras musicales, alhajas y su biblioteca a la congregación, daba libertad a su esclavo
Pedro Antonio, legando a Lino Gallardo un violín y a Isidro Olivares cien pesos. Dio orden antes
de sucumbir que su cuerpo fuese enterrado “en el sepulcro común de los
neristas”. Por tal motivo, hoy se ignora dónde están sus restos.
El cronista, Enrique Bernardo
Núñez, llega a la conclusión de que: “La historia de la música de Caracas ha
trazado una senda entre La Viñeta de la esquina del Padre Hermoso, el Oratorio
de los Cipreses y la hacienda San Felipe en Chacao, donde se fundó la Escuela
de Música del padre Palacios y Sojo, junto con Juan Manuel Olivares, teniendo
como discípulo a José Antonio Caro de Boesi, natural de Chacao”.
Extinguidos los camposantos que se
hallaban dentro de la ciudad por Guzmán Blanco, el patio desolado de los
neristas fue alquilado para que funcionara allí, teatros de corral y circos
ecuestres, que ya comenzaban a venir a Caracas. En 1883 fue convertido el lugar,
en plazoleta erigiendo una estatua en honor a
Washington, imagen que luego fue trasladada al tramo de la avenida Páez comprendido entre
la avenida 9 de Diciembre y la redoma de
la Vega. El día de la
reinauguración, 19 de abril de 1921, fue
descorrido el velo de la estatua de Bolívar en el Parque Central de Nueva York,
obra del escultor venezolano, Nicolás Veloz.
Monumento a Washington erigido en 1883 en la plaza de Santa Teresa y luego trasladado al Paraíso en 1921-. |
El presidente Cipriano Castro
decretó la construcción del Teatro el 23 de junio de 1904, según proyecto del
arquitecto Alejandro Chataing, entre sus obras podemos mencionar, “Villa Zoila”,
quinta “Las Acacias”, en el Paraíso, la
Academia de Bellas Artes, el Palacio de Justicia, Ministerio de Hacienda
(en la esquina de “Carmelitas”, lamentablemente demolido), la Academia Militar de “La Planicie”,
edificaciones que representan una época afrancesada en la Caracas de otros
tiempos.
Teatro Nacional inaugurado en 1.905 bajo la presidencia de Cipriano Castro. |
Un año después y con gran esplendor
fue
fundado el “Teatro Nacional”, en
1905. A él sólo llegaban espectáculos de
segunda categoría. No obstante, fue uno de los teatros más bello que tuvo Caracas a comienzos de siglo. Y los
domingos celebraba funciones para el
pueblo. Los precios de la primera
función fueron: Palco de seis asientos Bs.36, tribuna Bs.7, primera fila Bs.6,
patio Bs. 5 y galería Bs. 1.
De los cipreses que encantaban a los transeúntes
y la dulce melodía de los músicos dirigidos eternamente por el Padre Palacio y
Sojo, ya que sus cenizas se perdieron en ese lugar; solo queda el nombre de los tupidos arbustos en forma de agujas
góticas que ha pasado a la tradición
caraqueña.