martes, 12 de julio de 2016

TU VOZ a Mitsy Bornia, el día de su cumpleaños

TU VOZ
A Mitsy Bornia, el día de su cumpleaños


La rosa abrió sus pétalos,
la mariposa exhaló de amor la ceremonia,
mientras un colibrí en su vuelo espantó la mariposa.
La lluvia llevó sonidos a la inmensidad del sueño….

       Escucho tu sonido de voz en el recinto del salón donde los coros armonizaron las tonales presencias de sus sonatas y al fondo de los ventanales existe una espada de los caballeros templarios, mientras la luna desdibuja los contornos de la noche y sobre el piano como los siglos benditos de un poeta viajero está un libro viejo, al final un espejo que muestra tu rostro como si los azules se hiciesen misterios y los sonidos amores eternos. La manta de las ceremonias posee olor a bairrun y gotas frescas de roció transforman las formas de aquel lugar donde están los símbolos de tu consagración. En un lugar están los rostros y las verdades de la confraternidad. Más aun de la luz y el sagrario de dueños de las creaciones góticas. El libro es el guía de las memorias y en su vientre un triangulo describe las formas geométricas de los versos. Estas allí en cada hoja, en cada siglo.
       Entre el libro se guardaron los pétalos rojos aun de la rosa que llevamos al concierto, es tan roja su esencia que gritan los tiempos y de aromas se hace fragancia, encantos de tu hermosura. Pureza de una ceremonia sagrada oculta de amor en un lienzo. Entre los tiempos y el nacimiento de la bella luna con los mismos aromas de la doncella al torneo de los caballeros. Fueron las letras doradas y los emblemas quienes me mostraron aquel rostro entre las cartas de amor y la divinidad de su cielo.  Ahora me devuelvo y en el espejo un mar de sonidos se viste por dentro, lleva flores, violetas y un destellos de un girasol. Me devuelvo y entre la sonata de muchos siglos en el piano hay un concierto. Vuelan palomas, gotas de lluvia adivinan los  besos y miradas inmensas describen los sueños.
       Entonces tu mar, el mar de tu cuerpo se remonta en mármol como las noches de invierno, se graba de ancestros tan sublimes y tiernos como las notas de aquel pentagrama escrito en silencio en una noche muy lejos donde los dioses nos acompañaron para hablarnos del cielo y tu traje de verdes eternos, esmeraldas y blancos como una novia bendita cuando  regalabas de amor la eternidad de un beso. En la promesa de la luna y el esplendor de una estrella.
       Así lo entendí, allí en el silencio del salón de los recuerdos. El aroma muy viejo del madero del piano se convirtió en néctar de los pétalos de la rosa. Medité, en aquel silencio que deja el tiempo. Muchas memorias se guardaron y las palabras,  esencias se tornaron en vinos viejos y lagrimas, gota a gota como si de rocíos hubiese aprendido el candor de su rostro. En el lugar; el espejo me mostró aun burilados su nombre y en la silla de aquel recinto mágico estaba guardado el traje de la novia que un día vistió para llegar hasta la ceremonia que dejaron las versificaciones. Y se hizo catedral. Como el mármol, entre las ojivas donde un Dios arquitecto purificó las verdades. Inmensidad de la pureza del ser. Encantos de la vida…
       Los años han pasado, el libro se lo regalé un día a un amigo viajero, solo me quedé con los pétalos rojos de la rosa del invierno y una noche cuando me adentraba en mis colores, volví a recordarle en aquel acto del salón de los encantos. Recordé sus pies desnudos, si en su alcoba mirando las alegorías y sin preguntarme me narraba los ecos; quizás desde  Montmatre. Las horas del Sena, las noches contemplando las aguerridas gárgolas de Notre Dame o a los pintores a la orilla siempre del “Barrio Latino” con vestidos del azul, verdes, violetas y azucenas después de las despedidas. Lo entendí cuando  me habló de sus ancestros,  lo entendí aquella noche en el salón del Piano, entre pétalos de rosas y un libro viejo hacia la majestad verdadera de mis pensamientos. Aun sabiendo cuan lejana cantaba la canción de amor en los destellos benditos de la esperanza.
       Ahora me devuelvo y la aurora despierta al sol, mañana pintaré su corazón en el último lienzo…!Mientras las violetas destilaran el néctar de los tiempos¡ y sobre su manta volveré a dibujar la luna cuando de amor se abrió el aniversario con los aromas de la poesía con los encantos de su alma…
Volveré a pintar esta noche su rostro inmenso de maja sagrada… para el caballero de las armaduras entre la solemnidad de los años y la promesa descrita en el libro que se llevó el viajero poeta…
Escucho su sonido de voz. Porque mil aplausos abren la ceremonia de los sueños… por tus felicidades… por tu mundo eternidad de la flor… poetisa de las eternidades…
NESTOR MELANI OROZCO

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